¿CUANTOS AÑOS DURA EL BELLO AMOR DE UN NIETO HACIA SUS ABUELO-AS?
¡Toda una vida…! ¡No seamos ingenuos…!. En este caso ese Amor tiene un
tiempo caducidad aunque más adelante vuelva a florecer pero ya desde ¿en muchos
casos? El
Recuerdo para exclamar con cierta
nostalgia…¡si estuviera el Abuelo-a! Es una Ley de Vida que siempre se cumple y
que de la misma forma que en el mundo animal, a la madre le llega el día que
debe separarse de su cría, el nieto, tal vez aturdido por el despertar a nuevos
sentimientos, va dejando atrás aquella unión fuerte que tenía con el viejo ya,
Abuelo.
Siempre lo he creído así y las imágenes de Mallorca de la Princesa de
Asturias y su Abuela, la Reina Emérita Sofía, me lo volvieron a recordar. Pero
para nosotros, los Abuelos
Es y siempre será por una parte un AMOR
INMORTAL e INQUEBRANTABLE lo que sentimos y sentiremos por los nietos, aunque
por ello nos traiga acompañado las flechas del dolor al hacernos sentir que “ya
no nos quieren como antes…”.
Estoy convencido que esta rotura se produce durante la segunda parte de
cuando han cumplido los 7 años y durante los 8 años. No por ello debemos
entender que “ya no nos quieren” ¡¡¡ni mucho menos…!!!; bastaría con una
repentina enfermedad del Abuelo, una estancia hospitalaria o fallecimiento de
aquel que tanto había jugado con ellos, para rebrotar en su propia piel de
nuevo el cariño de nieto, pero “si nada de eso sucede” , ahora se les presentan
“otras nuevas prioridades” y en hacerles sentir que son nuestros nietos es
Al mismo tiempo hacerles sentir “que son
niños pequeños”…¡ y eso… si que no les divierte
de cara a la pandilla! . Pero por muy
doloroso y hasta inexplicable que así lo sientan, se semeja al día en que
marchan (por las buenas) de casa nuestro hijos o nuestra hija para comenzar a
vivir la Libertad de una nueva vida, a
un nuevo rumbo, su destino, pero en el caso de los nietos nos coge a diferente
edad y sensibilidad.
Desde que nacieron, nosotros y en nosotros, siempre encontraron nuestros
brazos para rodearlos y protegerlos,
nuestras manos para acariciarlos, nuestra boca para besarlos, nuestra presencia
para jugar a sus juegos y cuando el dolor de una caída o un pequeño aumento de
fiebre, veían y tenían la presencia del Abuelo allí, con una dulce palabra, con
una dulce voz. Nunca le dijimos (como los padres de ahora les dicen) ¡ los
niños tienen que caer… tienen que tener fiebre… no pueden comer un solo
caramelo que les produce caries,
No pueden comer un pastel porque les produce colesterol…
si no quieren comer, ya lo cenaran por la noche etc., y sobre todo el Abuelo JAMÁS les dirá “niño,
cállate un poco…”.
Y eso
y muchas cosas más ellos las perciben y cuando buscan una caricia, un mimo, un
abrazo, un amigo para sus juegos a la hora que ellos les apetezca juga y cuando
quieren no estar solos, no buscan a papá o a mamá porque igual están viendo la
televisión o charlando “de cosas de mayores”, sin embargo, aquel que tanto
calor de Amor les da, JAMÁS les dirá que NO, aunque no le apetezca, aunque les
estropee el Telediario, aunque sus cansados huesos le duelan por el simple hecho
de dar unas patadas a una pelota. Allí siempre está el que les puede contar un
Cuento o una Historia, el que les protege más que a su propia vida y el que
siempre tiene “un EURO escondido para comprar a escondidas golosinas o un
paquete de nuestros cromos. Ese es el Abuelo ¿ el tolerante… el alcahuete…?. Ni
mucho menos, simplemente es el que ya fue en otro tiempo PADRE y ahora en el
OTOÑO de su vida solo escucha de aquella pequeña voz…Abuelo ¿vienes a jugar
conmigo…?. Simples palabras que nuestros propios hijos se han olvidado hace
tiempo de decirse al VIEJO y
por eso razón, “el viejo” , al sentir la
soledad de los que antaño crió aquella pequeña criatura que reclama sus
servicios, sus nietos son su vida. Pero cuando estos están en el proceso de
cumplir esos fatídicos 7 ú 8 años, la dura vida del Abuelo, le hace volver a la
realidad y deja de ser , el compañero de juegos, su conta-cuentos, el que
protege y cura sus caídas y hasta ahora es papá o mamá los que le dan la paga
del euro y aunque estos sean demasiados rectos en su educación, su instinto (
normal) hacia sus padres, les va haciendo olvidar la necesidad de la presencia “del viejo Abuelo”
y este, envuelto en su tristeza y soledad, solamente le queda esperar a que
algún hijo o hija, le vuelva a dar la sonrisa de otro nuevo nieto, al menos
durante 8 años pero tal como están los tiempos social y económicamente, ni para
eso tienen tiempo. Solo este tiempo pondrá a cada uno en su sitio cuando a
través de los años y haciéndose mayores, vuelvan ha recordar con ternura lo
bueno que para ellos fue contar con la presencia en su infancia, del Abuelo,
aquel que disculpaba todas sus travesuras, aquel que siempre con el Sol y la
lluvia , en la enfermedad y en la sonrisa, siempre estaba allí, aquel que él
llamaba con ternura ABUELO, pero su Abuelito ya no estará presente y desde el
MÁS ALLÁ, siente que siempre le estará protegiendo y queriendo porque el AMOR
de un ABUELO es infinitamente mayor que la Vía Láctea comparado al Amor que se
siente por un propio hijo que solo ocupa un pequeño ÁTOMO de espacio dentro de
esa Vía Láctea.
Esta es la realidad de los sentimientos que damos y recibiremos de los
nietos como forma de LEY DE VIDA, los
cuales debemos aceptar como elementos naturales por ser ABUELO-AS
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